sábado, 1 de agosto de 2020

Testimonio de una adolescente violentada






Este es mi testimonio es real. No autobiográfico.

Hoy tengo el valor para hablar, decir mi verdad. Años han pasado, pero no es algo fácil de afrontar. Aun al día de hoy me siento culpable, fui una verdadera idiota, también era demasiado joven, apenas tenía catorce años, nadie me había informado, sí, claro los medios de comunicación te invaden, pero una siempre piensa “va, a mí no me va a pasar eso”. Jamás había hablado con un desconocido por la red, si claro tenía face y otras redes, pero de las amistades, familiares y conocidos no pasaba. Aquel día no sé qué me pasó, tenía curiosidades, entre en una red desconocida para chatear, pasar un buen rato, divertirme, para mi sorpresa a pesar de mi corta edad, habían más de la misma, no tarde en empezar hablar con un chico de mi edad.

 Era tan  simpático, yo siempre he sido muy tímida, pero él me dio esa confianza, necesaria, era divertido, no tardé en sentirme como si le conociera de toda la vida. Teníamos un montón de cosas en común, a ambos nos gustaba pintar, teníamos los mismos gustos musicales, pero lo que me acabó de fascinar, es que como yo amaba a los animales, y ambos teníamos un Golden, nuestra raza favorita, me quedé muy sorprendida de encontrar a alguien tan idéntico a mí en la red, al mismo tiempo, me fascinaba.

Hablábamos a diario, largas horas, no tarde en mandarle una foto mía, para que me conociera, él respondió de la misma manera “¡¡oh dios, era tan guapo!!” No sabía porque pero el corazón se empezó a acelerar y de ahí ya en él no podía dejar de pensar.

 A mis amigas no les dejaba hablar de él, a diferencia de mi familia que no les conté nada ¿cómo hacerlo? Si me iban a negar todo, ni siquiera a mi hermana mayor, porque se chivatería al momento, nunca hemos tenido esa complicidad entre hermanas. Llegó el día que al fin, decidimos quedar, conocernos en persona “oh que nervios” Jamás tardé tanto en arreglarme, al final me vestí arreglada, pero cómoda, cogí a Danna, mi perrita Golden, nos encaminemos al lugar acordado, chateando por el camino. “Te recogerá mi hermano” me avisó, yo no vi problema. Con paciencia esperé.

 

-         ¿Naty? –alguien me nombró, era un chico como de 25 años. Me supuse que era el hermano de Thomas.

-         Sí, soy yo, tú debes ser el hermano de Thomas ¿verdad?

-         Sí, mi hermano espera en la casa, le ha surgido algo, por eso no ha podido venir a recogerte, pero podrá estar por ti sin problema, ¿Vamos entonces?

-         Sí claro, vamos –recuerdo que mencioné sonriente. Me levanté, cogí la correa de Danna, acompañé al supuesto hermano de Thomas.



Fuimos hablando por el camino, sobre Danna, normalmente, yo me sentía confiada, era el hermano de Thomas, no podía ser mala persona. Me condujo, por una calle solitaria,  me hizo entrar en un portal, él abrió la puerta del apartamento, todo estaba en plena oscuridad, ya de ahí descubrí la realidad. Me dijo que le acompañara, que me llevaría junto a Thomas, le obedecí, recorrimos un largo pasillo oscuro y solitario, entremos en una habitación, con un aroma raro. No había muebles, solo una pequeña cama,  Él cerró la puerta con cerrojo, yo no entendía nada y tonta de mí, aun pregunté por el chico que conocí en la red…Yo soy Thomas” fue su respuesta, de mientras se acercaba ¿y yo? Para atrás tiraba, hasta que con la pared topé. Fui testigo como mifaba alguna cosa, desde ese colchón sin sabanas. Yo empezaba a entender, quise echar a correr, pero me detuvo, me acorraló, me agarró del brazo con fuerza, de tanto pronunciaba estas palabras “tranquila nena, te va a gustar” intenté soltarme, le grite que me dejara, de nada servía, me empujó sobre ese colchón, se me subió encima. Sentía su aliento repugnante, yo me resistí, pero él era más fuerte, me arrancó la blusa entre carcajadas, ignorando mis suplicas, mis lágrimas, con la misma velocidad, me arrebató el  pantalón, pese mi resistencia, me sacó el calzón. Cerré lo más que pude mis piernas, de verdad, pero él me las abrió, me penetró sin ninguna preparación. El dolor fue inimaginable, grité como nunca creí que lo haría, pero su asquerosa mano tapó mi boca, de tanto su cuerpo me envestía sin ninguna piedad. Me vino a la mente, todas las conversaciones de él y yo, todo había sido una mentira, me arrepentía enormemente de no haber dicho nada a mi familia. Salí de allí con total dolor, sin fuerzas, una parte de mi aún estaba en la certeza, que nada de aquello había sido real, sino una pesadilla, que aun debía despertar. Mi familia jamás se enteró, quizás ahora con estas letras sabrán la verdad, entenderán porque desde ese día, ya no fui la misma niña, porque ya solo podía llorar, porque me desaparecí del mundo exterior, porque mis notas bajaron en picado, porque las pesadillas diarias, porque vomitaba todo lo que comía, porque intenté varias veces cortarme las venas… ¿Por qué? Me llevaron a médicos, me llevaron a psiquiatras, nunca hablé, su única respuesta fue, que tenía, una gran depresión, me llenaron de pastillas, que me hacían dormir todo el día ha solo se lo confesé a mi mejor amiga, guardo nuestro secreto.

Escrito: 27 de abril del 2015

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