sábado, 1 de agosto de 2020

Carta de la menstruación



¡¡¡Hola!!!

 Soy consciente, que no me tienes mucha simpatía, pero es necesaria mi presencia en tu persona… Me detestas lo se… sobretodo, cuando me presento sin avisar, adelantando mi llegada, quizás la menos oportuna para ti, ya que tenías ese encuentro con ese chico que tanto te gusta, os gustáis… lo siento, me dieron el aviso, y aquí estoy.

 Siento tu incomodidad, al despertar y encontrarme allí, como una intrusa de tu privacidad más íntima. No puedo evitarlo es mi naturaleza, incordiar, causar malestar, físico y emocional, aun mas al tener que anular, esa cita que tanto anhelabas, ya no es solo por el sexo, es que gracias a mí, tus hormonas están de lo más exaltadas, estás sensible y malhumorada a la misma vez, solo te apetece acomodarte en el sofá con una de esas películas que te emocionaran (a pesar que tu nunca llorás, excepto cuando estoy cerca de ti) con una buena tarta de chocolate, que desde primera hora, ya se te antojaba (cosa que lo detestas por como te ha costado hacer la dieta, para que yo, lo fastidie todo)


 Hora de ir a comprar, el supermercado está rebosar, el jaleo es superior, oh trillizos, no paran, uno corretea por todo el supermercado, el otro se le ha dado por una pataleta en medio de este, tirado en el suelo, llorando como si le estuvieran matando dando patadas y puñetazos al suelo. Tu eres una persona fuerte, muy paciente, pero mi presencia, te saca toda esa habilidad… Sorry, culpa mía, solo tienes ganas de gritar… “Basta ya” Pero si eso no fuera poco, encuentras unas botas que te encantan, sin pensarlo te las compras, es otro efecto que causo, compras compulsivas

Al fin en casa, te das una relajante ducha, te acuestas temprano, pero… ¡sorpresa! Yo no tengo ni pizca de cansancio, comienzo hacerme notar a incordiar…


 Quinto día, estás feliz porque estoy haciendo las maletas, llamas a ese chico que te gusta, quedáis por la noche, me voy, pero a las dos horas vuelvo de nuevo, a un me quedan un par de días este mes, tu ahogas un grito, me tiras tu almohada.

 Septimo día… ahora sí, cruzo la puerta para no volver asta el mes siguiente, finges que me extrañarás, no puedo evitar una buena carcajada, me detestas, yo lo sé, tranquila no eres la única, más bien la gran mayoría, detestan esa parte de ser mujer, ya estoy acostumbrada, pero te puedo asegurar que si algún día no llego o me retraso, me extrañarás, tu primera reacción será “amiga mía… ¡¿Dónde estás?!”

Escrito: 20 de enero del 2015

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