miércoles, 13 de mayo de 2020

Reflexión: El acoso con el pasar del tiempo

Sí, yo también he sufrido acoso sexual, no sacado de unos desconocidos, que me encontré por mi camino, no, ese caminito que muestran en muchas películas, no es real, claro siempre habrá algún degenerado que se cruzara en tu trayecto con ganas de lastimar, pero la probabilidad es mínima en realidad.

Yo, como muchas otras mujeres, he sufrido acoso sexual, agradezco al cielo, porque no paso a mayores, pero el acoso, ya es tal violencia, que si no lo pones ante un especialista, te puede dejar tocado para toda la vida. Se queda grabado en tu mente, eso te machaca día tras día, y si no lo tratas como es debido, te rodeara, te veras atrapado, impidiéndote una normalidad en tu vida diaria.

Acoso... Dirás “Bah no es para tanto” “Solo es acoso” es suficiente potente para destrozarte la vida, si no pides ayuda, poco a poco serás incapaz de seguir tu vida diaria.


Vayamos por pasos, por regla general, no recibirás acoso por un desconocido, que invadirá tu espacio personal, será alguien que conozcas, ya sea un conocido, un vecino, un familiar.... son contados, los desconocidos que salen atacarte de los callejones oscuros.

Como bien he dicho yo he recibido acoso sexual, ya sea por mi discapacidad, o por ser mujer, o el conjunto de ambas me hacen una presa fácil, demasiado fácil, reafirmo, que no han sido chiflados desconocidos, conocía muy bien a todos mis agresores.

Esa ola de violencia inicio con mi mayoría de edad, pero no por ello, hay otro pequeño detalle, es que justo al cumplir los 18 tuve la silla con motor, que permitió mi libertad sin depender de papá o mamá. Mi adolescencia e juventud, la pasé en soledad sin amistades que me acompañaran. Había logrado libertad, pero mi fiel compañera era la soledad. Un día a esa edad volvía una tarde de clase, se topo en mi camino, un vecino del barrio, Sebastian un hombre cincuenta años mayor, que conocía desde bien pequeña. El segundo acosador, era el llamado "Abuelo" Un anciano, que era monitor en el centro de personas con discapacidad, en el que fui durante algunos veranos. Él estaba a cargo de mas personas con discapacidad, yo, yo no fui su única victima.


Inicie a trabajar, vendiendo lotería, estaba en la calle, aquel era mi puesto de trabajo, en el que sociabilizaba con un montón de personas cada día, personalmente era muy ingenua e inocente, me creía cada piropo que me daban lo veía como simpatía y ya, algo inofensivo, por ello me dejaba abrazar, el típico beso en la mejilla, asta que fui consciente que no era así, fueron varios que me pasaban la veintena, se me insinuaban, a mi, que podía ser su hija o su nieta, algún que otro me proponía sexo, al día de hoy soy consciente que no eran mas que pervertidos que no les importaba satisfacer con niñas (comparados con ellos) Uno de ellos fue muy claro “Yo te daré placer y tu me darás placer, pero tiene que quedar entre tu y yo, como secreto” afortunadamente todo acabo cuando le dije “Que se lo iba a decir a mis padres” Se paro en seco, ya no le volví a ver mas.

El último también era un cliente habitual, me abrazaba y me besaba en la mejilla, yo lo permitía por mi inocencia, no ser consciente de la realidad, todo cambio cuando llego mi pareja, cambio cuando iba con él, pero cuando me lo encontraba por el pueblo, me acorralaba con “Ya eres mía” y me echaba una mirada de lo más pervertida, sus reales intenciones, eran depravadas, si mi esposo no hubiese estado a mi lado, no quiero ni imaginar como hubiese terminado.


Todos estos casos no fueron mas que simple acoso sexual, sin llegar abuso, pero no es menos doloroso y traumaticé. Nunca lo hable con ningún especialista, ni siquiera con mis padres, todo me lo calle, jamás denuncié nada: su palabra contra la mía ¿quien tenía las de perder? Quizás todos ellos, pero 12 años atrás no lo veía de esa forma.

Antes de seguir, quiero recalcar, que ninguno de ellos era un desconocido para mi, todos ellos me conocían de mi vida diaria, sabían jugar muy bien sus cartas. Por otro lado afortunadamente jamás llegaron abusar sexualmente de mi cuerpo, pero esos multiples intentos, no te dejan indiferente, atormentan tu mente día y noche, el temor, de encontrarlos un día que acaben su cometido, es necesario frenarlo a tiempo, contar a tus padres, familiares, conocidos, lo que te está pasando, y mirar una solución, el acoso, es violencia, esta penado, tú eres la victima, tienen que ayudarte ¡¡¡que no te cierren la boca!!!


Personalmente nunca confesé ni a mis padres, ni a la policia nada, solo mi esposo está al tanto de mis acosos, con todo, mi mente está por explotar, en ocasiones, estoy de malas sin razón, con ganas de llorar, consciente mente desconozco la razón, eso trae bastantes desafios en la relación en pareja, como podéis ver, olvidar no he olvidado nada, aun al día de hoy, me siento intimidada cuando me los encuentro en la calle.  Ahora 12 años después, me decidí hablar con un especialista, en unos días tendré mi primera sesión psicológica.


Resumiendo el acoso sexual, es tan perjudicial, y dañino como el abuso en si, sí, no hay daño físico, ni sexual, pero si mental, de una manera brutal, si no lo hablas, si no lo denuncias, si crees que con el pasar de los años, ya todo pasará, no es verdad, solo te consumirá ese trauma aumentará.... No tienes porque averguenzarte, tu eres la victima, nadie, nadie, tiene derecho a intimidarte, eso es un delito, tienen que pagar. Tolerancia cero al acoso sexual.

Ten clara una cosa: “el acoso sexual no desaparece con el tiempo, si no lo enfrentas, te envenenara por dentro” Atte: alguien que lo está pasando.


Escrito: 02 de marzo del 2018



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