miércoles, 13 de mayo de 2020

Relato: La violación consentida


Siempre he sido una mujer liberal, no he tenido problemas para ligar aun menos para volver a los chicos locos, yo siempre he llevado el control de mi sexualidad, cuando he dicho no, ha sido no, no he sido una de esas chicas que ancianos pervertidos perseguían. Me enamoré, y afortunadamente, ese correspondido, era demasiado identico a mi, ambos amabamos el sexo con locura, tenemos una forma de pensar en ese sentido muy identica, la fidelidad sexual, no era importante para nosotros, nos gustaba que el otro disfrutará, explotara todo su potencial, que se cumplieran todas las fantasias de cama, siempre y cuando mi corazón perteneciera al él, y su corazón a mi.

Realmente explotábamos todo nuestro potencial, por separado, pero sobretodo juntos, nos ardía el ver como el otro disfrutaba, juntos, hacíamos trios, con chicos, con chicas, intercambios de pareja, orgías, eso nos encendía, a la misma, fortalecía nuestro corazón, nuestro amor.

 

Por ello cuando un amigo de ambos, que no tenía ninguna suerte con las chicas, nos insinuó que le gustaría vernos a nosotros teniendo sexo, solo ver, nada de tocar, nada de participar, acepte, me encendía la idea, con ilusión esperé el momento. Y llego el momento....

Mi pareja y yo, desnudos, besándonos, tocándonos, en menos que me diera cuenta nuestro amigo, estaba arrodillado a nuestro lado, tocándome, le frene, le dije no, que volviera a su asiento, lo hizo, pero en menos de que nos diéramos cuenta, volvía a estar allí arrodillado, desnudo y tocándome de nuevo, le repetí que se detuviera él volvió a su rincón de espectador, pero cuando mi esposo me iba a dar placer, volvía a estar allí preparado, para perder su inocencia, no pensé que importara, por eso, contesté “no” a la pregunta de mi esposo “¿le detengo?” y “Sí” a la pregunta “¿Estás segura que quieres hacerlo?” y me dejé tocar, me dejé penetrar asta el alma, fue en ese momento que sentí un sentimiento confuso y totalmente triste, tremenda ganas de llorar, me indundaba el alma. muchos hombres habían pasado por mi cama, la confialidad con mi esposo era brutal, habíamos pasado tanto, habíamos echo tanto en todos los ambitos, jamas me había sentido como en ese encuentro. El chico termino enseguida, como ya había comprobado otras veces en el genero masculino, no tardo en levantarse y vestirse, sin preocuparse más por el genero femenino. Me levanté tras de él me encerré en el baño, asta que escuche que marchaba. No tardé en escuchar como mi esposo llamaba a la puerta del baño, le di el paso, cuando vio mi rostro, lo comprendió todo, me abrazo con fuerza, mientras me recitaba “¿Por qué no lo dijiste?” “Lo hubiese detenido” “¿Por que no me di cuenta?” en el que yo respondí “Pensé que quería hacerlo” “pensaba que así era” “No es su culpa, yo accedí” “¿Por qué me siento así?” En el que la respuesta llegó “Ha sido una violación, una violación consentida”



A partir de ahí entendí que mis fantasías con hombres ya habían terminado, solo me interesaba uno, era el dueño de mi corazón, de mi alma, de mi cuerpo, mi amado esposo..... Aunque no digo no a las fantasias, sobretodo con chicas... Mi locura ahí sigue, pero solo mira un camino, es mi cuerpo y mi sexualidad, soy libre de ella, eso no da derecho a que nadie se adueñe de ello, ni que manipule mi voluntad..

Escrito: 29 de julio del 2018

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