sábado, 12 de septiembre de 2020

Diario personal: Continuando con el cibersexo

 


El tiempo pasaba y yo seguía con el mismo sentimiento por Andoni, y la misma necesidad de tener sexo a través de la pantalla del ordenador las mismas ansias de Cibersexo...

Seguía con el mismo chico, Raúl… era un buen chico, me respetaba, si no me apetecía lo aceptaba sin problema. Siempre que hablábamos, siempre salía el tema, de ir más allá de la red, hacerlo en real, claro que existía un problema, él no era de mi pueblo tendría que venirme a buscar en coche y… ¿Qué hacer con la silla de ruedas de motor? En su coche no cabía, yendo con la silla manual, dependía de mis padres para que me bajaran al centro del pueblo, ¿y luego que?
No me iban a dejar sola en medio de la nada, menos aun subirme al coche de un desconocido como era Raúl… ¿Cómo hacerle? No era nada sencillo, para alguien con discapacidad física, para alguien en silla de ruedas y dependiente… De tanto pensábamos, seguíamos en la red…

Un día, quedemos que vendría a mi pueblo, en plan de amigos, conocernos personalmente, e ir a dar una vuelta o tomar algo. Acordemos ese encuentro, una semana antes del día. Yo contaba con ansias, ya que mis amistades eran nulas, ya estaba arta de ir en solitario.

Faltaba un día para que Raul y yo quedáramos. Ese día yo estaba de bajón, una de las típicas depres que tenía antes, por culpa de mi discapacidad, esa discapacidad, que me había destrozado la vida, esa discapacidad, que me había condenado a vivir entre 4 paredes, sin derecho a vivir una juventud normal, detestaba la meningitis, detestaba la parálisis cerebral, detestaba mi discapacidad, así igual detestaba ese sentimiento tan fuerte, que había dentro de mi por Andoni, ya había pasado más de un año, ya el contacto con él había desaparecido sustituido por Nagore, su chica. Esa chica fantástica, que ya formaba parte de mis mejores amistades…. Pero estábamos tan lejos, por ella, y también por Andoni, decidí callar mis sentimientos hacia él, prefería sufrir yo, antes que verle sufrir a él por no poderme corresponder, y muy probable también, por mi bien, perdería a los dos, la verdad, prefería mil veces tenerle como amigo que nada. Pero bien, tenía ese día de bajón, se lo transmití a Raul, que me alegraba que viniera al día siguiente, porque necesitaba un amigo… Me sorprendió su respuesta…

- Mira sé que te vas a enfadar, pero lo he pensado mejor, y no voy a ir –me quede tan sorprendida, la rabia y el dolor volvían a ser protagonistas, así tal cual se lo transmití a él, él era como todos solo me quería por mi cuerpo, el dichoso sexo –entiendo que estés enfadada, pero no eres quien para juzgarme, yo soy así y ya –esa fue una de las últimas frases que nos dijimos, ese mismo día lo borre de mis contactos, para ya no saber nunca más de él.



Hoy 6 años después… no hace mucho, coincidimos en un supermercado, yo estaba en mi puesto de trabajo, y él vino a comprarme un cupón, claro que yo no le reconocí, fue él que dijo;

- Hola tu y yo nos conocemos.

- ¿Ah si?

- Sí, chateábamos antes, ya hace unos cuantos años.

- ¿Raul? -él afirmó entonces empecemos hablar de como nos había ido la vida desde ese entonces. Ambos habíamos dejado ese mundo, él ya ni chateaba, yo ya le dije que estaba casada. No se no me esperaba encontrármelo, la verdad me quede en blanco, no se me ocurrió nada mejor que decir jejeje

Escrito: 17 de septiembre del 2012

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